Gustavo Avilés: Crónicas de un Mexicano: Non Grato

Debido a cuestiones fiscales (esos benditos impuestos...) tuve que regresar a lo que solía ser mi carcel. Vaya sorpresa que me he llevado.

Cuando llego, la chica de recepción me reconoció inmediatamente lo mismo que el Poli; digo, pasar durante un año tooodos los días frente a ellos es para que no me olviden fácilmente.

Cuando le digo a la chica de Recepción que voy a pasar a recoger mi Constancia de Percepciones y Deducciones, me pide que espere(?). Eh, bueno, OK, yo espero.

Avisa por teléfono y poco después baja un completo desconocido y me entrega mi constancia y me pide que firme la copia que ellos se quedan. --OK, todo bien. Gracias, hasta luego. Dio la media vuelta y se fue.

Aprovechando que me despacharon rápido, le digo entonces a la de Recepción que iba a pasar a saludar a los amigos que aún están ahí, a lo que amablemente me contesta:

-- Por política interna no se permiten las visitas, tengo que pedir permiso al gerente de Area para que pases.

Le dije que sólo iba a saludar, no a otra cosa, pero me dijo que así son ahora las cosas ahí.

-- OK --le dije. No te molestes en llamarle, déjalo así. Gracias por tu ayuda y estamos en comunicación.

Emulando al tipo que me entregó mi constancia, di la media vuelta y me retiré.

Las "políticas", la forma de trabajar, las decisiones absurdas y el trato de los jefazos hacia los simples mortales eran de lo peor que ocurría ahí. Ya del mísero sueldo ni hablamos.

Lamentablemente hay empresas que siguen pensando que le hacen el favor a uno al darle trabajo. Muchas veces escuché al director de dicha empresa decir: "¿No estás a gusto? La puerta está muy amplia maestro. Atrás de tí hay cientos de personas que desearían estar donde tu estás. Deberías estar agradecido de formar parte de este proyecto."

Si el Director piensa eso, imaginen lo que los gerentes piensan.

Exacto, nada distinto de eso.

Fue un año y medio difícil. Tenía pensado cuando entré ahí que ese sería mi lugar definitivo; y es que ya con una pequeña niña traviesa no estoy en condiciones de poner en riesgo la estabilidad económica de mi familia. Pero con las actitudes, desplantes, "políticas" que aplican ahí, preferí buscar otra opción.

Y afortunadamente la encontré.

Por eso cuando avisé que me iba, sentí un gran alivio. El último día fue una liberación total de las ataduras a un lugar en donde sinceramente ya no estaba a gusto. Ya era un enorme esfuerzo estar ahí. Cuando haces un esfuerzo, debes comprender el beneficio de realizar dicho esfuerzo. Cuando comprendes el beneficio, el esfuerzo ya no es tan difícil de emprender. Una vez que entiendes el beneficio el esfuerzo deja de ser esfuerzo y se convierte en entusiasmo. Cuando haces las cosas con entusiasmo, nada es difícil, todo es placentero.

Y para mi, el estar ahí ya no era placentero.

Hoy que estuve ahí comprendí que algunas cosas nunca cambiarán. Otras por el contrario si cambian, evolucionan, crecen.

Y yo quiero crecer.