De muertes y nacimientos
Heme aquí de nuevo, después de tres semanas súper intensas, cargadas de emociones. Sirva este post como resumen de lo ocurrido durante este lapso de tiempo.
- El viaje a H. Galeana fue para mi gusto demasiado rápido. Salir el jueves por la noche de la Ciudad de México después de poner maletas y hacer las últimas compras antes de emprender el viaje es agotador: Ya estaba cansado y apenas eran las 8 de la noche cuando intentamos salir rumbo a Puebla por Calzada Zaragoza. Mi Migajita se fue dormida todo el camino así que no tuvimos problemas de mareos. Mi Flaca estuvo despierta y alerta todo el camino y aprovechamos el tiempo para platicar de tantas cosas que teníamos pendientes de hablar.
- Me gusta manejar. Manejar de noche me gusta aún más. Es bonito ir viendo los paisajes de día, un amanecer, un atardecer, una puesta de sol, pero me gusta más manejar de noche. Es riesgoso pero a la vez rápido. Me sentí tentado a detenerme un poco a descansar pero decidí mejor llegar lo mas pronto posible y descansar en casa de mi hermana. La llegada fue alrededor de las 12:15am por lo que apenas llegamos, nos fuimos a dormir un poco para irnos al panteón poco mas tarde.
- Despertar a las 4:00am es tardísimo conforme a nuestras costumbres en Días de Muertos. Empezar a cargar ceras, veladoras, candeleros, me trajo muchos recuerdos de cuando íbamos con mi abuelita al panteón; lamentablemente ahora tengo que cargar todo eso para mi viejita. La saludé como siempre lo hago desde su partida: "Ya llegué güelita, ya vine a verte" le dije. Me quedé ahí sentado al lado de su tumba y le platiqué lo más rápido posible todo lo que ha ocurrido hasta hoy desde la última vez que fui a verla. Después de un rato, me levanté y fui a ver a mis demás familiares que están ahí descansando: El abuelo Mauro (el abuelo materno), la Tía Chahua, la Tía Angela, el Tío Julio, mi prima Irene, el Sr. Paulino, y los abuelos paternos: el abuelo Mado y la abuela Lala. Me di cuenta entonces que mis viejos y mis tíos se están haciendo viejos, igual que yo.
- Convivir con mis sobrinos consentidos no es cansado; por el contrario, es vigorizante. Correr persiguiendo a mi Pablo, echarnos un partidito de fut o una cáscara de basket me llena de energía. Ese muchacho es una pila recargable con el sol: ¡no se cansa de jugar! Cindirella es el vivo retrato de mi hermana: los mismos ojotes y la sonrisa arrolladora hacen que vea a mi hermana como cuando niña. A ella le gusta igual correr y jugar pero se inclina más por dibujar y colorear; tengo ya varias hojas que me ha regalado que ella misma ha coloreado.
- El sábado decidimos regresar a México igualmente por la noche, para aprovechar el domingo de terminar los pendientes hogareños y descansar un poco, así como evitar el pesado tráfico de ingreso al DeFectuoso. Fue mejor ya que están arreglando la autopista y hay varias reducciones de carriles lo que implicaría un tráfico caótico el domingo. La despedida como siempre es difícil: Ver por poco tiempo a mi hermana y tener que decir hasta pronto siempre ha sido difícil para mi. No soy muy afecto a expresar mis sentimientos: me cuesta mucho trabajo ver a los ojos a alguien y decirle lo que siento. Yo pienso que eso me hacer ver débil y por eso no lo hago. Aunque esto último será tema de otro post (uno de los muchos pendientes que tengo de publicar). Mi Pablo se quedó tiste (en palabras de el) al igual que mi Cindirella, pero espero que en Diciembre pueda verlos de nuevo.
- Entrar al DF por la noche desde Puebla es un espectáculo que recomiendo a todo mundo: El monstruo que es el DF se ve imponente viéndolo desde lo alto, todo iluminado, tranquilo, inmenso. Y pensar que esto hace mas de 500 años era el centro del Único mundo conocido por los mexicas.
- Las sorpresas son precisamente eso: eventos inesperados por todos nosotros. Sería lógico pensar que una persona anciana, cansada, enfermiza, con varios problemas de salud acumulados, es fuerte candidata a dejar este mundo. Seria ilógico pensar que una persona sana, fuerte, robusta, siempre activa y dispuesta a no dejarse caer de repente, de forma imprevista, sufra un paro cardio-respiratorio. Pues contra toda lógica eso sucedió el lunes 5 de Noviembre: Doña Glafira, la abuela materna de mi Flaca, falleció. Todo el mundo Bucio se convulsionó y se volcó rumbo a Queréndaro en Michoacán, para comprobar lo ocurrido: La Jefa (en palabras de mi suegra, Doña Tere) se fue sin dar tiempo a un adiós. Simplemente increíble: el abuelo, su esposo, ha tenido problemas cardiacos desde hace años... Y sigue con nosotros; la abuela Glafira que era el motor que impulsaba la casa y la familia, ya no está entre nosotros.
- Acudimos el sábado 17 a la misa de la "Levantada de Cruz" allá en Queréndaro. Un cementerio muy distinto al de H. Galeana (las costumbres son distintas obviamente) y un adiós a una señora de las que ya no hay: de carácter, sufridora y a la vez aguantadora; un ejemplo a seguir en toda la extensión de la palabra. Descanse en Paz, Doña Glafira.
- Un regreso a la realidad del trabajo rutinario, a aguantar drogadictos (así les voy a decir ahora a los fumadores) que se quieren morir pronto y de la forma más absurda. Volver a padecer las prisas matutinas por llegar a tiempo y el regreso por las noches con igual número de travesías.
- Hoy Jueves 22 de Noviembre de 2007 llegando al trabajo, encuentro que el colega Toño ya está aquí de vuelta. El sábado pasado nació su tercer hijo: un muchachito de 3.7kgs. Justo cuando estábamos en misa despidiendo a Doña Glafira, la esposa de Toño daba a luz a un varoncito. Irónico: Principio y Fin al mismo tiempo.
Todo lo anterior me ha dejado muchas cosas para reflexionar; reflexiones que espero publicar próximamente. Por el momento, a los que han llegado hasta aquí les agradezco el tiempo dedicado a esta lectura; debería hacer mas cortos los posts pero creo que este valía la pena que fuera tan extenso.
Saludos a todos.
Gustavo Avilés.
(Publicado desde MS Word 2007)
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