9/11

Hace cinco años, al escuchar el noticiero matutino antes de salir de casa, escuché que se había cometido un atentado en USA. No le tomé importancia alguna sino hasta mucho después.
Al salir del metro, casi llegando a mi trabajo, escuché en el radio que se habían estrellado dos aviones en las Torres Gemelas y fue ahí cuando comencé a creer que algo estaba pasando.

En el trabajo como por arte de magia aparecieron varios televisores donde se estaba transmitiendo las imágenes de las torres incendiadas. Lo más terrorífico fue ver a suicidas lanzarse al vacío esperando con esto morir no calcinados; simplemente espeluznante ver que en su desesperación preferían morir por la caída que quemados.
Después, al escuchar en el radio que otro supuesto avión se había estrellado en el Pentágono y otro en Pennsilvanya fallando su destino en la Casa Blanca, el temor se comenzó a propagar en el ambiente de donde trabajaba en ese entonces. ¿Esto en serio está pasando? ¿Será esto el detonante de algo aún más grave? ¿Cómo es posible que nadie se hubiese dado cuenta que esto pasaría?
El cine nos ha acostumbrado a ver las ciudades mas importantes de USA destruidas: Los Angeles, Washington, New York son los blancos favoritos de aliens, meteoritos, catástrofes naturales. Pero de eso, a verlo en vivo, en televisión, hay un mundo de diferencia.
Yo no creo que no supieran que esto iba a pasar. Los servicios de espionaje norteamericanos tienen métodos para saber si alguien está tramando algo en contra de ellos. Además, algo tan planeado y tan preciso, lleva años de preparación. No les creo ni una sola palabra cuando dicen que los tomó por sorpresa. Aún recuerdo imágenes en TV de un avión caza-bombardero desviándose de su persecución del primer avión que se estrelló en las Torres Gemelas. Lamentablemente la decisión de derribarlo antes no se dio, porque la vida de los norteamericanos es muy valiosa, pero quizá hubiese sido mejor perder las vidas de los que iban en el avión, a los miles que fallecieron por el impacto y el desplome de ambas torres. Es el peso de las decisiones, y lo rápido que se toman.
Como buen adicto a los comics, hay una edición especial que en especial me encanta. Es de Spiderman conmemorando un aniversario de esta fecha. Aparece el ayudando a los bomberos, policías y voluntarios a remover escombros y piensa que cómo es posible que el odio de unos cuantos sea tan grande. Y no alcanza a imaginar lo que sentiría el Capitán América, cuando el sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial, y ahora no poder haber hecho nada al respecto.
Pero regresando al mundo real.
Lo que más recuerdo y que fue más impresionante de todo lo ocurrido en ese día, fue ver en imágenes a un portaaviones anclado frente a la Estatua de la Libertad: Demasiado tarde muchachos, demasiado tarde...
Todo lo que trajo después es de todos conocido: El terror se había adueñado de todos aquellos que estaban viajando o pensaban viajar en avión. Ya nada ha sido igual. Ahora los terroristas pueden hacer lo que quieran dado que demostraron que el temor es un sentimiento que hace que los seres humanos vivan sin esperanza. Ahora los norteamericanos quieren cerrar fronteras por miedo: Quizá los inmigrantes mexicanos están apoyando a los árabes y demás enemigos del Imperio. Quizá.
Aun cuando es un país que se ha entrometido en muchas ocasiones en nuestra historia, sigue siendo el punto de referencia en varios aspectos de nuestro país. Es por esto, y por su gente que nada tiene que ver con su gobierno (Bueno, si, ellos los eligen) y sus decisiones, que escribo este post como un homenaje a todos los caídos el 11 de septiembre de 2001. Entre ellos muchos, muchos, muchos paisanos mexicanos de los cuales no se habla tanto pero que estaban ahí.
Que el terrorismo acabe pronto, que el que tenga que hacer algo lo haga para que este mundo deje de vivir con miedo.
Que la paz sea entre los hombres de buena voluntad.
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